Playlist y novelas: el maridaje perfecto La relación entre la…
12 motivos por los que no volveré a tu blog (y puede que tú tampoco al mío)
La vida es demasiado corta para perder el tiempo viendo series aburridas y leyendo libros malos. También es demasiado corta como para volver a visitar un blog que no me ha gustado. Internet es un océano saturado de información y, a veces, hay blogs que están bien, pero no te enganchan lo suficiente para volver a por otra dosis. ¿Cuáles son los motivos que hacen que la mayoría de los mortales (yo incluida) dejen de visitar un blog? Aquí van 12, pero ten por seguro que hay muchos otros.
1. Los posts que escribes no contienen lo que prometías
El problema. ¿Te ha pasado alguna vez que por puro impulso haces clic en algún enlace de Twitter que tiene un título prometedor y te acaba llevando a un post que no cumple ninguna de esas promesas?
Bien, existe una técnica de marketing llamada clickbait (o en castellano cebo de clics o ciberanzuelo) que consiste en generar titulares con gancho, normalmente sensacionalistas o provocativos, para despertar la curiosidad del lector y captar su atención. El problema es que, en muchas ocasiones, el contenido no proporciona la información que indicaba el título. Y si me dices que voy a aprender 15 trucos infalibles para vender mi nueva novela como churros un gélido mes de enero, como mínimo quiero que me compartas 5 que merezcan la pena.
También hay ocasiones en las que el autor no está haciendo clickbaiting pero crea un contenido que no acaba de corresponderse con el título o no resuelve las preguntas que plantea. En estos casos, el motivo suele ser que estamos escribiendo sin tener muy claro de qué estamos hablando o no hemos pensado bien qué es lo que queremos decir.

Cómo arreglarlo. No me defraudes. Ni a mí ni a tus lectores. Usa buenos títulos que encajen con el contenido que vas a compartir. Buscar clics de usuarios que van a salir huyendo de la web porque el post no contiene la información que esperaban, o buena información, no sirve para nada. Y entre otras cosas, acabará perjudicando el posicionamiento de tu web porque generará una tasa de rebote muy alta. Sí, estoy hablando de SEO. También perjudicará tu reputación porque a nadie le gustan los vendedores de humo.
2. Un diseño horroroso que invita a arrancarse los ojos
El problema. Otra cosa que tampoco le gusta a nadie es caer de morros en una web adornada con mil letras de colores chillones, banners aún más cegadores, un fondo rojo, imágenes de tamaños dispares que no encajan entre sí y una música que se activa sí o sí y que ralentiza la carga de la web hasta el infinito y más allá. Sí, me habéis pillado. Estoy haciendo un homenaje a aquellos maravillosos blogs de los 90… Pero también hoy en día se ven algunos blogs dignos de ser tenidos en cuenta para su incorporación al museo de los horrores.
Aquí estamos enfrentándonos a tres problemas diferentes: el diseño de la web, su usabilidad y el tiempo de carga. Nadie tiene ganas de leerse todo el texto mientras espera a que carguen las imágenes.

Cómo arreglarlo. Vale, ¿qué hacer entonces, si resulta que mi diseño es realmente hortera? Pues hay varias opciones que pasan desde picar tú mismo el código a usar una plantilla gratuita o comprarla. En cualquier caso, y sin importar la plataforma que utilices para publicar tus posts, lo que debes tener en cuenta es lo siguiente: tu diseño debe resultar visualmente agradable y facilitar la lectura.
- Utiliza fondos claros y letras oscuras (grises o negras) para que contrasten. Sí, a mí también me gusta el negro, pero vamos a reservarlo para las camisetas, los pantalones, los jerséis y… bueno, en realidad para toda la ropa del armario. La mayoría de lectores prefieren leer sobre fondos blancos o muy claros porque cansan menos la vista.
- Utiliza imágenes. Vivimos en una sociedad muy visual y a todos nos gusta ver algunas fotos, gráficos o ilustraciones que acompañen al texto. Hacen que la lectura sea mucha más amena y el diseño más atractivo.
- Procura que las imágenes tengan las mismas dimensiones, o que la plantilla que empleas en tu blog o algún plugin las redimensione para que queden parejas. Usa tamaños y formatos de imagen que no pesen demasiado.
- Tu web debe ser responsive y estar optimizada para móviles. La mayoría de gente hoy en día, o al menos alrededor de un 50% (dependiendo de la temática de tu web), te lee desde su móvil o en una tablet.
- Evita como las llamas del infierno los vídeos y audios en autoplay. Ralentizan la carga del sitio y son molestos. Si quiero ver el vídeo o escuchar ese temazo que me comentas, dame la opción, deja que lo decida yo.
3. Un texto mal formateado que satura la vista
El problema. Además de una página limpia, los usuarios queremos textos que se puedan leer con comodidad, no un bloque de texto homogéneo al que necesitas enfrentarte armado con una motosierra para separarlo. El contenido debe ser escaneable. Es decir, echando un vistazo rápido el lector tiene que poder hacerse una idea acerca de lo que trata el post. Esto es necesario porque las personas leemos diferente en Internet que como lo haríamos con un contenido impreso en papel. Frente a la pantalla, como lectores, prestamos mucha menos atención y vamos directamente a buscar las ideas que nos interesan.

Cómo arreglarlo. Haz que el texto sea visualmente accesible y dosifica la información. Estos son para mí los cinco aspectos básicos que hay que tener en cuenta para formatear bien un post
- Una letra con un tamaño decente. No quiero quedarme ciega intentando leerte, ni tener que darle 5 veces al botón del zoom. Tampoco quiero letras gigantes en la versión de ordenador por mucho que sean estupendas para la versión móvil de la web. Una vez más, el diseño responsive es tu amigo.
- Utiliza una tipografía sencilla que sea cómoda de leer y no la cambies a cada párrafo. Con los títulos puedes ser más creativo, pero el cuerpo del texto tiene que poder leerse con facilidad. Las fuentes san serif (sin patitas, para los no entendidos en temas de diseño) suelen funcionar bien.
- Espacios en blanco. Quiero ver muchos espacios en blanco. Si llego a una web y veo un montón de texto organizado en un único párrafo interminable que me recuerda a la epopeya de Gilgamesh grabada sobre la piedra , suelo tardar muy poco en darle al botón de “atrás”. Y esto considerando que soy una persona a la que le gusta leer. Pero un texto apelotonado no invita a hacerlo. Así que utiliza los espaciados sin miedo y sé generoso con los puntos y aparte. Separa cada una de tus ideas en párrafos cortos e independientes.
- Además de dividir el texto en párrafos, utiliza títulos y subtítulos para estructurarlo. Nos ayudan a situarnos y a hacernos una idea de qué va el texto. Quizá quiero saltarme todos los preliminares y pasar directamente a la acción. Ayúdame a localizar cuando empieza la acción en tu post.
- Cuidado con el uso de negritas y cursivas. Son estupendas para resaltar algunas ideas o fragmentos importantes, pero no abuses de ellas o acaban cargando toda la pantalla.
- Las listas numeradas o no numeradas también son tus amigas.
4. Errores gramaticales, faltas de ortografía y otros dramas de la lengua
El problema. Faltas de ortografía, oraciones inconexas, sujetos sin predicado, signos de interrogación y comas abducidas por alienígenas, errores tipográficos… Todas estas cosas no sólo me hacen huir de un blog, sino que me hacen desear que la persona que ha redactado el post con tan poco cariño arda en ese infierno especial que está reservado a los que dicen hay en lugar de ahí. Sí, lo siento, soy una nazi de la ortografía y la corrección lingüística. Y también la primera en equivocarme.

Cómo arreglarlo. Todos cometemos errores, pero si quieres que te tomen en serio, tómate en serio el lenguaje que utilizas y su ortografía. Revisa los textos antes de publicarlos. Asegúrate de usar el corrector ortográfico de Word o de cualquier otro editor de textos que tengas instalado. Asegúrate de poner los signos de puntuación donde corresponden (sí, quiero ver esto “¿¡” al inicio de la frase si escribes en castellano y quiero ver los apóstrofes si escribes en inglés). Consulta los errores que tengas. Y sobre todo, nunca le des al botón de publicar sin haberte vuelto a leer entero el post y revisado su contenido.
5. Contenido que, simplemente, está mal redactado
El problema. Ahora ya no hablo de ortografía o de esos errores de concordancias de frase que se nos escapan a veces. Ahora hablo de textos mal escritos. A nadie le gusta un contenido mal redactado. Así de simple. Si no escribes bien y quieres dedicarte a escribir, lee y práctica mucho. Si escribes bien, sigue practicando mucho también.
Cómo arreglarlo. A continuación van algunos ejemplos de cosas que a casi nadie le suele gustar ver en los blogs y qué hacer para solucionarlas:
- Frases largas, largas, largas, que duran y duran y duran y… no se terminan nunca.
- Palabros rebuscados con los que demuestras que tienes más vocabulario que la enciclopedia británica.
Es cuestión de estilo, sí. Y ambas cosas pueden estar muy bien para una novela del s. XIX o para un libro de prosa elaborada, pero no lo están para un blog. Cuando buscamos información en Internet, lo que queremos la mayoría es leer cosas amenas y que vayan directas al grano. Repito de forma consciente para que no se nos olvide a nadie: en Internet la información no se lee, se escanea (tal y como puedes ver en la imagen de abajo).

- Lo mismo que para los palabros va para el argot técnico que la mayoría de personas no conocen. Escribe para tu público potencial. ¿Tus lectores son profesionales de la medicina o del desarrollo informático? ¡Fantástico! Puedes usar todos los términos específicos del sector sin problemas. ¿Tus lectores son clientes o usuarios sin apenas conocimientos de esos temas? ¡Por Shiva, simplifica, y explícales de qué les estás hablando con un vocabulario que comprendan! Emplea siempre un lenguaje que comunique con la forma de hablar de tu público.
- Textos repetitivos. No des vueltas alrededor de la misma idea expresándola varias veces con distintas palabras. Elige la mejor manera de decir las cosas y sintetiza.
- Textos desordenados cuyo contenido es confuso y no se entiende bien. Estructura tus artículos. Procura que cada post tenga como mínimo una introducción, un desarrollo y una conclusión. Desarrolla cada idea en un párrafo o sección diferente.
- Textos monótonos que aburren hasta las cabras. Aquí el problema puede estar en el estilo o en el contenido. O en ambos. Te recomiendo que, si hace falta, los leas en voz alta para comprobar como suenan. Recorta las partes aburridas o reescríbelas.
6. Tu frecuencia de publicación es tan aleatoria como las flechas de cupido
El problema. Ahora viene la parte en la que empiezo a hacerme un seppuku virtual porque, aquí en el Café del Escritor, la constancia no ha sido nuestro fuerte. Al menos hasta la fecha. Pero tengo que ser honesta. Si entro en un blog y veo que los dos últimos artículos se publicaron hace meses y que hay un abismo de tiempo aleatorio entre post y post… es muy probable que no regrese y que no me moleste en seguirte en las redes sociales.

Cómo arreglarlo. No hace falta ser muy espabilado para ver que la solución pasa por publicar contenido nuevo de forma regular. Lo recomendable es publicar un post por semana, pero si el tiempo se te come a pedazos mientras se toma una copita de chianti, será suficiente con que publiques una vez al mes.
Aunque recién estés empezando con tu blog, si mantienes una frecuencia constante de publicación con contenidos de calidad, pronto conseguirás tener una colección de artículos que atraigan lectores hacia tu blog. Una mayor frecuencia de actualizaciones y un buen uso del SEO también te ayudarán a posicionarte mejor en los buscadores y a construir un tráfico más sólido.
¡Pero cuidado! Tampoco publiques demasiados artículos o te quemarás muy pronto. Es preferible publicar posts que valgan la pena con menor frecuencia que publicar una mierda cada día.
7. Tus posts no tienen ni alma ni personalidad
El problema. A veces llego a blogs que no tienen alma, ni chispa, ni personalidad, ni… nada. Son blogs que no necesariamente están mal escritos, pero que podría haber escrito cualquiera. En mi opinión un buen bloguero tiene que tener un estilo propio y dejar que parte de su personalidad fluya en sus textos. En el caso de las marcas, los textos deben transmitir los valores y la voz de la marca.
La solución. Escribe con tu propia voz y tu propio estilo. No copies lo que otros hacen. Déjate llevar, deja que tus lectores te conozcan. Sé tú mismo cuando escribes.

En caso de que seas una empresa, la solución es contratarme a mí para que yo me encargue. Puedes hacerlo aquí. Esto… perdón… vale… ¡Fuera publicidad! Cuando se trata de un blog de empresa, no solo debes asegurarte de contratar a un buen copywriter para escribir tus contenidos, también debes saber cuáles son tus valores y qué voz quieres darle a tu marca.
8. Tu blog no destaca por nada en absoluto
El problema. Me refiero a un tipo de blog al que Dereck Halpern lama «me too blog» (blog y yo también). Básicamente es un blog que dice lo mismo que dicen todos los demás y que, por tanto, no le importa a nadie. Se trata de blogs que comparten información que ya has leído en otros cincuenta blogs. Dicen las cosas correctas, están bien escritos, pero te dejan indiferente. ¿Por qué? Pues porque no aportan nada nuevo. No tratan temas nuevos, ni los tratan de una forma original o desde un punto de vista novedoso. Muy a menudo también presentan el problema que comentaba en el punto anterior, por lo que, además de carecer de personalidad a nivel de contenido, también lo hacen a nivel de estilo.
Cómo arreglarlo. Escribe sobre temas que realmente te apasionen. No sirve que simplemente te gusten. Tienen que ser temas de esos que te mantienen despierto a la una y media de la madrugada porque estás leyendo sobre ellos. Refleja todo ese amor o esa rabia en tus textos.
Vivimos en una avalancha de información y a menudo es difícil pensar en temas originales porque sí, es cierto, ya todo está escrito. Pero busca ideas, anota reflexiones que se te ocurran, haz una pequeña sesión de brainstorming y ve planificando tus futuros posts.

Por último, si no puedes ser diferente o no se te ocurre cómo serlo, aporta otro punto de vista sobre ese tema del que ya has leído en otro lugar. O sé más específico y apuesta por los nichos. No escribas sobre novela erótica, escribe sobre novela erótica para lesbianas rockeras. Tu audiencia será más pequeña, pero será más fácil que se acuerden de ti y te identifiquen.
9. El post no está bien documentado y contiene errores de conceptos
El problema. Empiezas a leer un artículo sobre un tema cualquiera y… ¡paf! Ahí está, como una hostia en la cara. Un fecha de un acontecimiento histórico que no es correcta, una definición errónea de un concepto o una atribución de una cita a algún personaje que nunca pronunció esas palabras. Automáticamente pienso o que el autor no tiene ni idea de lo que está escribiendo o que es un vago que no se ha molestado en comprobar los datos que me ofrece.
Cómo arreglarlo. Si tienes dudas sobre lo que estás escribiendo, documéntate antes. Hacer un poco de investigación consultando un libro o yendo más allá de los dos primeros enlaces que te muestra Google puede ser muy productivo. Verifica la información que ofreces contrastándola con varias fuentes. Ya lo sabes, no todo lo que leemos en Internet es correcto.
Tampoco está de más mencionar o comentar los últimos avances, noticias o novedades relacionados con el tema de tu post. Le aportan valor y pueden ser útiles para tus lectores.
10. Tus posts son más largos que la lista de la compra de un banquete de bodas
El problema. Justo el problema que tiene este post…
En general, disponemos de poco tiempo. Varios de los blogs que sigo publican posts interminables, magníficamente escritos y con un montón de información interesante. Nunca los leo enteros. Cuando empiezo a darle al scroll de la página y veo que aquello sigue, y sigue y sigue… invariablemente hago dos cosas: abandonar o guardar la página en favoritos o cualquier otro lugar, pensando «luego cuando tenga un rato lo terminaré de leer » . Y la realidad es que ese rato no llega nunca. Y no lo leo.
Sé que hay gente a la que le encantan los posts largos y exhaustivos. Steve Pavlina o Gabriella Campbell tienen posts de miles de palabras y les funcionan muy bien. Pero esa no suele ser la norma. Por lo general, si quieres que el lector se quede contigo hasta el final, no te enrolles demasiado.

Cómo arreglarlo: Si tienes mucha información que compartir sobre un mismo tema, siempre puedes dividirla en subtemas más específicos y convertirlos en diferentes posts. Será más fácil de digerir. Luego puedes enlazar los diferentes posts entre ellos, o incluso reunirlos en un único post recopilatorio.
Ten cuidado también con no irte al extremo contrario y escribir artículos de 300 palabras en los que no te da tiempo a profundizar en absolutamente nada. La longitud ideal de un post, tanto en términos de lectura como de facilitar su posicionamiento orgánico, está entre 650 y 1.200 palabras.
11. El autor de tu blog se llama Admin
El problema. Ver un post firmado por «Admin» es lo mismo que ver una cuenta de Twitter con la foto del huevo. Transmite dejadez o una sensación de que no sabes manejarte con el panel de mandos del blog. Ninguna de las dos cosas resulta atractiva. Aparte de eso y, especialmente si usas WordPress, mantener el nombre de admin (que es el que viene por defecto) como tu usuario habitual, hará que tu web sea más vulnerable a los hackers.
Cómo arreglarlo. Quiero leer cosas escritas por humanos, que vayan firmadas por un nombre y si puede ser, ver tu cara, una caricatura tuya o saber alguna cosa sobre ti. Tómate diez minutos en cambiar la configuración por defecto, modificar el nombre de tu usuario y en escribir algunas líneas hablando sobre ti. ¿Sabías que el «sobre mí» suele ser la segunda página más visitada en cualquier blog después de la «home»?
12. Tu blog sufre de una plaga de pop ups, banners y publicidad
El problema. Entiendo que para muchos su objetivo al escribir un blog es ganar dinero y/o clientes, pero hay maneras más sexys y elegantes de hacerlo que poniendo tres pop-ups para que me suscriba a la newsletter, botones en mitad del texto para que me descargue un súper PDF que resolverá todos mis males, banners animados en los laterales y enlaces a Amazon o a Google Adsense por todas partes. Demasiado es demasiado.

Y sí, conozco bien el inbound marketing y sé que estas cosas funcionan, pero hay muchas maneras de hacerlo, menos agresivas. Los pop up me tocan los ovarios como a la mayoría de usuarios. ¡Toma pareado!
Cómo arreglarlo: En algún otro momento tengo previsto hablar de las fórmulas que existen para monetizar un blog. Por ahora mi único consejo es que utilices los anuncios y las llamadas a la acción con moderación.
Y por hoy, lo dejamos aquí. ¡Si has llegado hasta el final, gracias, campeona! Te acabas de leer un post de 3.364 palabras. Así que, ahora, cuéntame tú: ¿qué motivos te impulsan a dejar de visitar un blog? ¿O qué es lo que te hace volver a ellos? ¿Cómo consigues que el tuyo sea todo un referente?
Fuentes: Social Triggers
Mercenaria de las palabras. Amante de los viajes en tren, el café recién hecho y la pizza del día anterior. Estudié Historia y después de trabajar durante un buen tiempo en el sector editorial, mi fascinación por las nuevas tecnologías y ese monstruo al que llamamos internet, me condujeron al mundo online. Desde entonces me dedico al marketing digital. Soy redactora freelance, SEO y especialista en contenidos. Puse en marcha esta web.
Un artículo muy interesante, que resume de manera clara y bien argumentada los principales errores y omisiones que se observan en muchos blogs. En mi caso particular considero que el diseño es clave para detenerse a leer algo, más allá de un titulo atractivo y la pertinencia del contenido. Gracias.